Qué difícil es todo!
Todo se complica. Cada vez las cosas son más difíciles, los enredos son mayores. Desapareces y luego vuelves, me complicas, te quiero.
Te vas y vuelves como si nada, como si mis sentimientos no importaran.
Yo no me aclaro, es cierto, pero sinceramente creo que tú tampoco.
Apareciste en mi vida, como un huracán que arrancó todos mis cimientos, desapareces como una tormenta que se lleva todos mis sueños.
Te quiero, es cierto, pero no soy tan tonta como para creerme que tú sientes lo mismo.
Duele, de verdad, pero es así. Tal vez mi vida fuera más fácil sin haberte conocido, pero lo cierto es que no me arrepiento de nada. Si volviera a nacer, te volvería a querer. Sólo cambiaría una cosa: te volvería a querer pero menos. Porque quererte duele. Ese no saber si tú sientes lo mismo. Eso de no saber si cada mañana te levantas con una sonrisa como antes decías que lo hacías porque pensabas en mí.
Eso de no saber si aún soy pieza importante en tu vida. No saber si lo fuí o sólo te serví de paño de lágrimas.
Nunca llegarás a saber realmente cuánto dueles, cuánto mal me haces y a la vez cuánto bien cuando te siento cerca.
En estos momentos sólo deseo una cosa: que decidas qué es lo que quieres realmente de mí, si sólo que sea tu amiga o si quieres algo más. No quiero más confusiones, porque me debo un poco más de buen trato a mí misma. Me merezco algo más, lo sé.
No quiero volver a depender de tus actuaciones respecto a mí como si fuera una marioneta. No soy ningún juguete, aunque a veces pueda parecerlo.
Por ahora, viviré mi vida sin esperar que vuelvas. Si vuelves, ya veré qué hago, pero tengo claro que nunca más vas a condicionar tanto mi vida como lo has estado haciendo, aunque te quiera.
